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Que no oye(A) la voz de los que encantan(B),
Ni siquiera al más diestro encantador.

Oh Dios, rompe los dientes de su boca(C);
Quiebra las muelas de los leoncillos, Señor.
Que se diluyan como las aguas(D) que corren;
Cuando disparen sus flechas(E), que sean como si estuvieran sin punta.

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